Conclusiones del encuentro AGETEC celebrado en Lanau Espacio Creativo

Javier Cebrián – Gestor Cultural Rivas Vaciamadrid – Público

La gestión del sector público está directamente condicionada por los ajustes económicos, donde, actualmente, no existe la posibilidad de establecer negociaciones o contrapropuestas porque dependen de los presupuestos generales del estado.

El principal problema que se están encontrando los Ayuntamientos es la reforma de la ley de competencias de la  administración local, ya que no habla de las competencias culturales, asumidas hasta ahora por los ayuntamientos. . Si no se delimita a quién corresponden esas competencias culturales, nos encontramos un vacío en el cumplimiento de ese derecho constitucional de acceso a la cultura, por lo que la parte más afectada es la social.

En este periodo de  redefinición tanto competencial como de ajuste económico debemos volver a los orígenes de lo público, es decir,  aquello que gestiona el bien común, aquello que está más allá de lo que son los intereses comerciales o los intereses crematísticos de negocio.  Tiene que ver con lo que sea el  acceso de las personas a la cultura no entendida solo como consumo, no entendida como espacio de ocio o de esparcimiento sino de cultivo, de  desarrollo personal. No podemos perder esa referencia y si no la vemos debemos reivindicarla.  Hablamos de la interlocución con la ciudadanía. Hay que reformular cuáles son los interlocutores y cuáles son los destinatarios.

Hay que recuperar el carácter público de lo público, aquello que nos deja fuera de intereses mercantiles y dentro de los que son los intereses de la ciudadanía.

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Gloria ParraYeiyeba músicas del mundo. Empezó en la gestión cultural a través de la animación cultural, trabajó en el ayuntamiento de Madrid y en el 1987 montó su empresa, en lo privado pero trabajando con las diferentes administraciones tanto nacionales como internacionales.

La privatización no es algo de ahora, ya en el año 1987 se privatizó la educación no formal, los talleres en los centros culturales. Posteriormente se crea la figura de los centros culturales, pero nos encontramos que  lo que antes era contratación directa por parte de los directores de los centros o asesores a compañías de teatro, música, circo, danza, escultores, pintores , etc. ahora desaparece  y se crean figuras de empresas de servicios que hacen la programación,  a veces en relación directa con los directores de los centros, a veces simplemente hacen una propuesta de programación a la que se accede mediante un concurso público. Un concurso público que según han pasado los años ha puesto el acento únicamente en la baja económica. Esto implica que cada vez se deteriore más la calidad de lo que se pueda hacer, esa baja repercute en costes; una parte en el beneficio y otra en sueldos de los artistas, comisarios, gestores, etc. Las empresas privadas que trabajan con el Ayuntamiento de Madrid se convierten en un tramitador de nóminas,  sin poder incidir en la programación cultural porque no hay capacidad real ni económica. La administración va reduciendo  las posibilidades de programar desde lo privado a un espacio público porque las condiciones que puedes proponer para hacer una programación no se corresponde con una propuesta sino a un pliego  cerrado donde solo cuenta la baja económica descartando el proceso de participación. Además, las tasas no permiten cobrar entrada, y en el mejor de los casos el precio de esta puede ser de 2 euros. El concepto de gratuidad nos ha hecho bastante mal, en general.

Priman las normas políticas y las decisiones del concejal o concejala de turno, porque no conocen la realidad e impiden al gestor realizar su trabajo.

La propuesta que hace AGETEC al Ayuntamiento a través del PECAM pasaba porque hubiera cesiones de algunos de esos espacios a las asociaciones profesionales o a las empresas con un corte más social, no a grandes empresas, es decir, empresas que tuvieran que ver  con la gestión cultural. En cualquier caso esas propuestas son la posibilidad de gestionar pequeños espacios donde la participación, el carácter social, el carácter lúdico y espectáculo tengan cabida, tienen que pasar por nuevos acuerdos de colaboración con otras  entidades, no se habla de subvenciones, donde el criterio economicista no sea lo que prime en los accesos a la cultura.

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Robert Muro- Director de El muro Producciones y co-director en Asimétrica.  Se ha encargado en el pasado año del programa Madrid Activa.

Madrid Activa es el programa de intervención de la concejalía de las Artes en los distritos. Trata de llevar arte de calidad a los centros culturales. Se ha formado por 211 actuaciones en el arte profesional de teatro, música, danza, circo, y magia. Y unas 80-90 llamadas activaciones culturales, que tenía que ver con presentaciones de libros, de cine, debates, talleres, etc.

Para este programa lo que se hizo fue reuniones con las juntas de distrito para conocer sus necesidades. A raíz de esto se creó un contenido organizado que buscaba aplicar conceptos de continuidad cultural. El interés principal era conocer las necesidades de los centros culturales y su público para que esa continuidad unida a sus intereses pudiera desarrollar un público fiel.  Hay una sed enorme de cultura en los barrios.

Los políticos son los que tienen que generar las políticas culturales, y los agentes deben configurar estos programas de acuerdo a sus políticas. Los poderes públicos son los que tienen constitucionalmente la responsabilidad de definir la política cultural.

Los espacios se privatizan vendiéndolos y nos tenemos que negar a eso, pero sí  se puede privatizar la gestión de la política cultural. La clave está en buscar fórmulas de  gestión privada, pero no vale cualquier fórmula, debe ser una fórmula basada en un concurso público, basada en criterios de política cultural que cada gobierno, elegido por los ciudadanos genere, no deben regalar la política cultural a nadie.

La transición política en España no acometió la transición cultural, de tal modo que forzó a todas las compañías, grupos, artistas, a todos los creadores a convertirse en empresas, sin otro estatuto que el ánimo de lucro. La mayor parte se convirtieron en sociedades anónimas. Esto es otra contradicción de fondo con el estatuto Real. Podríamos decir, casi todos que las empresas culturales son del cuarto sector. Este concepto es un concepto que hay que mover. Empresas con concepto social, con responsabilidad social, empresas que se proponen una limitación de los beneficios porque gestionan bienes públicos, servicios públicos y por lo tanto no pueden tener un 150% de beneficios, por ley deben estar estos limitados, tienen que tener la obligación de ser transparentes en su gestión, porque trabajan en el sector público aunque sean empresas privadas.

 

Pregunta a los ponentes: ¿Qué podemos hacer desde las asociaciones profesionales como Agetec para colaborar en la mejora del panorama actual?

Respuestas:

– Encauzar el modelo de gestión (Está dentro de nuestro plan estratégico, pero habría que ver con bases y situaciones que se dan)

– Elaborar un marco teórico desde la práctica, que sean unas bases para poder trabajar. Que Agetec aporte su punto de vista y su aportación teórica.

– Mediar en las bases para que las empresas que gestionen lo público tengan la responsabilidad social.

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